miércoles, 9 de septiembre de 2009

Exposición de Londres 2005

Nunca me gustó tomar aviones que salen temprano en la mañana, éso supone levantarse de noche y normalmente dormir poco. Esta vez no fue la excepción, ya que el vuelo salía a las 9 de la matina de Barcelona, y allí estuvimos puntuales mas de una hora  antes en el aeropuerto con nuestras dos maletas y nuestras peores caras de sueño.
La ventaja de ir a Londres es que al ir la diferencia horaria va a favor, y así llegamos a Londres a las 10 de ese Domingo.
Como teníamos el hotel en una zona que ya conocíamos bien, y habiendo un autobús desde el aeropuerto que nos dejaba practicamente en la esquina, nos fuimos a buscar el famoso Red Line rumbo a la esquina de Queensway.
Despues de mucho preguntar donde cojones se tomaba dicho engendro rojo de doble piso, descubrimos con frustración que ese autobús hacía mas de un año que no funcionaba mas. Coño !!! Primera sorpresa y cambio de planes.
Quedaba el trencito carísimo a Paddington Station, pero otra solución era tomarse el metro hasta Picadilly CIrcus e ir directamente a la galería con las maletas, sin pasar antes por el hotel.
Nos metimos en el metro y segunda sorpresa, el metro no hacía su trayecto habitual, solo iba hasta Acton Town (recordaré este nombre para siempre..), y luego unos autobuses completaban el recorrido.
Resultó que al llegar allí el servicio de autobuses era del tipo "sálvase quien pueda, y viaje como pueda", y por suerte un gentil empleado inglés del metro nos aconsejó como coño llegar a nuestro destino sin morir antes en el intento. La cosa es que tuvimos que pillar otro metro, ir hacia atrás en nuestro camino para abordar la línes roja, que luego de cientos de paradas y mucho sudor nos dejó en Baker Street station, cerca de la galería y a distancia caminable a pesar del peso de las maletas. Resultado, tardamos el doble en llegar al centro de Londres.
Para nuestra sorpresa en Londres hacía un calor que superaba a Barcelona hacía unas horas, con lo que la sudada que me pegué fue la hostia.
Finalmenta llegamos hechos un desastre, mojados y cansados a la Air Gallery, donde un equipo encabezado por la muñequito trataba de poner orden en una especie de despelote monumental de cuadros, cartones, plásticos de burbújas, papeles, etc.
Una vez repuestos, nos pusimos el chip del inglés, que tardó bastante en arrancarse, y poco a poco aquél desorden fue dando paso a algo parecido a una exposición de pinturas. Las pinturas de coches en primer término, y las de los músicos en el fondo de la sala. Vinieron dos tipos que trabajaban habitualmente con la galería, y cuyo trabajo era: ...COLGADORES DE CUADROS, trabajo bastante pintoresco, por no decir insólito.
La cosa es que los profesionales de la colgada hicieron su trabajo  y fueron colocando los cuadritos según nuestra indicación. He de decir que para ser profesionales del asunto eran bastante chapuceros, y trabajaban con el viejo sistema del ojímetro, tambien utilizado desde la prehistoria por los colgadores ocasionales y nada profesionales como nosotros.
Terminado todo en la galería, taxi al hotel a eso de las 9 de la noche, cansados, sudados, y podridos del inglés a pesar de ser el primer día allí.
Como casi todos los hoteles de Londres, excepto los caros, el nuestro era muy guapo de fuera con esa apariencia antigua tan inglesa, pero al llegar a la habitación, era la misma ratonera incómoda que otros ya sufridos anteriormente, tanto que casi no entramos nosotros mas nuestras dos maletas, y un calor inesperado. Hubo que hacer uso de nuestra capacidad espacial para acomodar las cosas y poder caminar por la habitación, cosa que no fue nada fácil...
Lo único que quería  era un buen sueño para reponerme de un día bastante largo, cuando vino la nueva sorpresa, la cama que me tocó estaba hundida como si fuera una hamaca del caribe, y además hacía bajada !!,  de manera que mi cabezota quedaba mas baja que mis pies. Una joya ... Esa primera noche dormí  en esas condiciones, poco me importó como estaba la cama, necesitaba descansar y dormir.
A la mañana siguiente estaba con la espalda hecha polvo como si me hubieran metido una paliza una pandilla de skin heads,  pero a pesar de ello caminamos hacia la galería para empezar con la expo. Ese primer día transcurrió sin mucho lío, y empecé a trabajar en una pintura del Moss ganando la Targa Florio del 55 que traía empezada de Barcelona, y también tenía previsto seguir con una pintura de Freddie Mercury, que finalmente no toqué ni un solo día. Ese primer día pasó un joven caminante que entró a ver los cuadros, y estuvimos hablando sobre una pintura del Bentley ganando en Le Mans, creo que en el 2002. El tipo se confesó un loco apasionado de ése coche, y para nuestra sorpresa volvió por la tarde y se compró el cuadro. La cosa pintaba muy bien..., tenía buena pinta para empezar.
También la muñeco antes de colgar los cuadros en la galería tenía vendido uno nuevo sobre Senna, de manera que teníamos ya dos puntos rojos antes de los cocktail party del Miércoles y Jueves.
El  Martes fue mas o menos igual con alguna gente pasando, pero bastante tranquilo. Nuestro inglés mejoraba a medida que pasaban las horas de tanto escuchar y hablar, o al menos intentarlo. Preparados para el día gordo que sería mañana...
El Miércoles vino por la tarde temprano el Stirling Moss a firmar unos libros antes de la hora del party. El tipo tiene ya 76 añitos pero vino de lo mas chulo en su motito blanca de 3 ruedas ( una adelante y dos juntas atrás, y techito..) con su casquito y de buen humor.
En un para de horas estábamos todos elegantes, el pintor trajeado y poniendo cara de tipo serio, Anna vestida de negro haciendo juego en elegancia con el artista en questión, y en éso empezaron a caer los invitados del Moss, ya que esa noche era una especie de celebración de su primera victoria en F1 con el Mercedes, y por éso el enorme cuadro que pinté sobre esa carrera de Aintree 55 estaba, sobre una especie de escenario,  cubierto con un lienzo para ser destapado por el mismísimo Stirling mas tarde. Como siempre me presentaron a un montón de gente, la mayoría bastante viejos, y como siempre no tengo ni idea quienes eran todos ellos, sé que uno era el dueño del Museo de Donnington, otro era un jefazo del British Racing Drivers Club que comentó que consultaría a otros miembros del club para comprarse el enorme cuadro del Moss, un tipo de la casa de subastas COYS of Kensington, pero poca cosa mas puedo contar, simplemente no sé quienes eran todos esos tipos importantes. Sin embargo a quien recuerdo especialmente es a Simon Taylor, prestigioso periodista inglés al que leí cada mes durante los últimos años en la revista Motorsport. Un tipo simpático, que sabe de lo que habla, y que hizo una especie de discurso-entrevista donde entre bromas el Moss contó que  en realidad no sabe si aquel día Fangio lo dejó ganar la carrera o simplemente él ganó al quíntuple en justa pugna. La putada de la noche me la hizo el Taylor, que hizo venir la cosa del comentario de Moss con unas preguntas A MI !!!  Tuve que responder un par de preguntas en inglés, pero creo que me salí bastante bien del "atraco" fuera de programa. Luego entre el Moss de un lado y yo del otro, destapamos la enorme pintura ante aplausos de la gente y un Ohhhh !!!  general, mas por compromiso que por otra cosa al ver finalmente como coño era la famosa pintura tapada toda la noche. Terminado ésto, Stirling cortó una tarta decorada con un volante y unas gafas de piloto, la gente se la comió a toda velocidad, en el medio se vendió un James Hunt con el McLaren, y uno chiquito de un Pit Stop de Ferrari, y poco mas pasó en una noche que para nosotros duraría todavía un rato mas, ya que 14 de los presentes se irían a una morfada-cena-festejo en Chez Gerard, el finoli restaurante francés que está al lado de la galería. Eran casi todos conocidos y la cosa fue muy bien, aunque nuestras baterías de inglés iban bajando cuanto mas tarde se hacía. Finalmente para terminar la noche, en lugar de tomarnos un taxi rumbo a nuestro hotel, Simon Taylor se ofreció amablemente a llevarnos en su Porsche 911 Carrera S negro, y aunque a primera vista no lo parece, en él pueden viajar 4 personas de un tamaño modesto como el nuestro. Fuimos al hotel casi a ritmo de GP de F1, mientras Simon me invitaba para la próxima vez que fuera a Londres a ver su biblioteca, que debe ser de caerse de culo, me imagino...
Al llegar al hotel y recordar la noche anterior durmiendo en aquella cama, tomé la decisión mas dura de mi viaje a Londres.
Dormí en ésa misma cama, pero al revés, es decir con la cabeza en los pies, y mi cabeza en la parte alta de la pendiente de la cama. Esto mejoró mi descanso para el resto de los días, y mi espalda aplaudía entusiasmada la noticia.
El jueves fue otro día mas o menos tranquilo hasta las 6 y media de la tarde, cuando empezó a caer gente para el segundo de los cocktail party, y esta vez los finos canapés se habían transformado en una extensa variedad de snacks, marcando que la noche finoli había sido ayer. La estrella de la noche fue Derek Bell a raíz de una pintura que yo había hecho de su 917 ganando los 100 km de Buenos Aires en el 71, la primera carrera internacional que vi en mi vida.
El Derek y yo en una especie de escenario, pero esta vez fue él en un perfecto inglés ( que no sea porque es inglés...), contó anécdotas y chistecitos carrerosos que hicieron reír a la concurrencia con su copa de champagne en la mano. El pobre del Derek, como es amigo habló muy bien de mí, pero esta vez no tuve que discursear, sólo seguirle la corriente en sus brometas. Todo quedó muy bien, y para mejor vendimos otro cuadrito del Porsche 956 Rothmans ganador en Le Mans con el Derek de piloto, creo que en el 82.
El viernes fue día de trámite, ya que a las dos de la tarde yo me iba para Stansted a tomarme el Easy Jet a Barcelona, y Anna rumbo a Heathrow en vuelo de Iberia. Viajamos separados porque a último momento tuvieron que cambiar mi pasaje por un cambio de fechas de la noche del Moss, y así mas o menos transcurrió nuestra aventura por Londres. Resumiendo, vendimos 5 cuadritos, que no son muchos, pero los suficientes para asegurarme una expo en Londres el año próximo, me compré una nueva miniatura de una guitarrita Fender Telecaster, que ya descansa en mi vitrina, me compré un par de libritos con fotos de músicos, por las dudas, y Anna se compró un par de prendas ( por llamarlas de alguna manera ) de ropa. Vimos a mucha gente conocida, conocimos a nuevos ingleses, pasamos calor en Londres, creo que por primera vez, ni nos acordamos de los atentados ni vimos nada que nos lo recuerde. Pero por sobre todas las cosas, me considero un tipo muy afortunado de ser ayudado y apoyado por leyendas del automovilismo como el Moss o el Derek. Si lo pienso bien, casi no me lo creo. Pocos pintores tienen a tipos como Stirling apoyando sus exposiciones.
Como siempre ocurre, cuando mejor estaba nuestro nivel de inglés despues de unos días allá, nos volvimos a Barcelona, yo sin problemas, pero Anna empapada por lluvia repentina rumbo al hotel a recoger la maleta, el Iberia retrasado, y pies mojados hasta que llegó al Prat como a las 11  y media de la noche. Encuentro en la Terminal 2 y taxi a casa. Final de la eventura londinense.

Como secreto les cuento que a eso de la 1 de la matina, me puse a ver el GP de F1 de Monza, que no pude ver en directo ese Domingo porque estábamos colgando los cuadros en la galería, y como me dejé programado mi video, me estuve hasta mas de las 3 de la matina disfrutando de la carrera de F1. ¿Es grave lo mío, doctor?

Finalmente el tipo del BRDC no se compró el enorme cuadro de Moss. ¿Alguna oferta?

EL PINTOR QUE PRETENDE HABLAR INGLES, Y QUE VINO CON LA ESPALDA ROTA, ... PERO SECO !!!

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